Día a día el tema de la seguridad en los distintos lugares de trabajo cobra más fuerza, por lo que es importante tener en cuenta los siguientes consejos para una mejor conducción en faena:
Revisar la presión de los neumáticos: esta práctica se vuelve fundamental, ya que de la presión de los neumáticos depende la adherencia del vehículo. Si éstos se encuentran correctamente inflados -con la presión de aire que recomienda el fabricante-, toda la banda de rodaje del neumático estará apoyada sobre la superficie terrestre, lo que incrementa la capacidad de tracción y frenado del vehículo, además de reducir la ocurrencia de daños en los laterales del neumático.
Chequear el nivel de los líquidos: cada vez que se deba recorrer una distancia relativamente extensa, el conductor debe revisar los niveles de los fluidos del vehículo, como por ejemplo el refrigerante, el lubricante, el agua del radiador y el líquido del limpiaparabrisas. Lo anterior permitirá operar de forma óptima el vehículo.
Ajustar la postura adecuada: antes de iniciar la conducción, el piloto deberá ajustar el manubrio y el asiento a su tamaño, de manera que su columna quede en posición recta. Asimismo, deberá chequear tener una visibilidad óptima a través de los espejos retrovisores.
Realizar una conducción segura: es común que en zonas de faenas el conductor se vea expuesto a inclinadas subidas o abruptas zonas de pendientes. Para evitar los riegos al mínimo es necesario aplicar una tracción suave, de tal manera que el vehículo salga sin derrapar. Así se evitará la pérdida de control, además de maximizar la vida de los neumáticos.
Estacionarse de forma adecuada: en los casos que las faenas sean en condiciones geográficas más extremas, se recomienda estacionarse aculatado, ya que así se puede evacuar más rápidamente en caso de emergencia, debido a que se realizan menos maniobras y se cuenta con un mayor campo visual, evitando accidentes con peatones y otros vehículos.
Revisar la presión de los neumáticos: esta práctica se vuelve fundamental, ya que de la presión de los neumáticos depende la adherencia del vehículo. Si éstos se encuentran correctamente inflados -con la presión de aire que recomienda el fabricante-, toda la banda de rodaje del neumático estará apoyada sobre la superficie terrestre, lo que incrementa la capacidad de tracción y frenado del vehículo, además de reducir la ocurrencia de daños en los laterales del neumático.
Chequear el nivel de los líquidos: cada vez que se deba recorrer una distancia relativamente extensa, el conductor debe revisar los niveles de los fluidos del vehículo, como por ejemplo el refrigerante, el lubricante, el agua del radiador y el líquido del limpiaparabrisas. Lo anterior permitirá operar de forma óptima el vehículo.
Ajustar la postura adecuada: antes de iniciar la conducción, el piloto deberá ajustar el manubrio y el asiento a su tamaño, de manera que su columna quede en posición recta. Asimismo, deberá chequear tener una visibilidad óptima a través de los espejos retrovisores.
Realizar una conducción segura: es común que en zonas de faenas el conductor se vea expuesto a inclinadas subidas o abruptas zonas de pendientes. Para evitar los riegos al mínimo es necesario aplicar una tracción suave, de tal manera que el vehículo salga sin derrapar. Así se evitará la pérdida de control, además de maximizar la vida de los neumáticos.
Estacionarse de forma adecuada: en los casos que las faenas sean en condiciones geográficas más extremas, se recomienda estacionarse aculatado, ya que así se puede evacuar más rápidamente en caso de emergencia, debido a que se realizan menos maniobras y se cuenta con un mayor campo visual, evitando accidentes con peatones y otros vehículos.
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